De obras de Swedenborg

 

Sabiduría Angélica Sobre El Divino Amor y La Divina Sabiduría #1

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1. Sabiduría Angelica sobre el Divino Amor

PARTE I

El amor es la vida del hombre. El hombre sabe que el amor existe; pero no sabe lo que es el amor. Sabe que existe por el uso común el lenguaje común, como en las expresiones: “él me ama”, “el rey ama a sus súbditos”, “los súbditos aman a su rey”, “el esposo y la esposa, la madre y los hijos se aman mutuamente”, “este hombre ama a su patria”, “aquel ama a sus compatriotas o a su prójimo”. Así también se dice que los hombres aman ciertas cosas, esto, aquello o lo otro, sin referirse a persona alguna. Pero, aunque la palabra “amor” es tan universalmente usada, pocos saben lo que es el amor. Porque los hombres no pueden, cuando reflexionan en ello, formarse una idea definida de su naturaleza. Niegan su realidad, o la llaman alguna influencia que entra al hombre por la vista, el oído, el tacto o la conversación, y lo afecta. Están totalmente ignorantes del hecho de que el amor es la verdadera vida del hombre, no solamente de la vida general de todo su cuerpo y la vida general de todos sus pensamientos, sino también la vida de todos sus particularidades. Todo el que tenga inteligencia puede ver esto, si se le pregunta: ¿Pudiera usted pensar u obrar, si se le quita la influencia del amor? ¿No se resfrían el pensamiento, el lenguaje y la acción, si el amor se enfría, y se anima si el amor se enciende? Pero el sabio esto lo percibe, no por algún conocimiento de que el amor es la vida del hombre, más por la experiencia de que eso así sucede.

  
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Traducido por el Dr. Calleja al español de la traducción al inglés por el Rev. John Whitehead. Transcrito y revisado por David Simpson, y también revisado por Daniel Calvo, y por los reverendos Andrew Heilman y Johnny Villanueva.

De obras de Swedenborg

 

Sabiduría Angélica Sobre El Divino Amor y La Divina Sabiduría #285

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285. El Señor desde la eternidad, o Jehovah, no pudo haber creado el universo y todas sus cosas de Sí mismo, si no fuera Hombre.

Los que tienen la idea de un Dios natural y corporal están totalmente incapacitados para comprender que Dios, como Hombre, pudo crear el universo y las cosas del universo; porque ellos piensan dentro de sí mismos; ¿cómo pudo Dios, como Hombre atravesar el Universo de punta a punta y crearlo? O ¿cómo pudo desde un punto pronunciar una palabra, y al ser esta pronunciación, se crearon todas las cosas? Cuando se dice que Dios es hombre, se suscitan estas preguntas en la mente de los que creen que el Dios–Hombre es un hombre como los del mundo; y así también los que piensan de Dios por la naturaleza y sus dos propiedades, tiempo y espacio. Pero los que no conciben a Dios–Hombre por el hombre del mundo ni por la naturaleza y el espacio y el tiempo, perciben claramente que si Dios no fuera hombre, no podía haber creado el Universo. Asúmase la idea angélica sobre Dios como Hombre, separando la idea del espacio, tanto como sea posible y la verdad estará cercana en la mente. Algunos sabios conocen que los ángeles y los espíritus no están en el espacio, porque ellos tienen una percepción de lo espiritual sin espacio; porque es como el pensamiento que está dentro del hombre y por medio de él puede aun estar, por decirlo así, presente en un lugar remoto. Tal es la condición de los ángeles y de los espíritus, que son hombres, aun en cuerpo; aparecen estar en donde su pensamiento está; porque el espacio y la distancia son apariencias en el mundo espiritual, y obran como uno con el pensamiento y los afectos angélicos. Evidentemente, pues, Dios, que aparece mucho más allá del mundo espiritual como un Sol y para quien no puede haber apariencia de espacio, no debe pensar en el espacio; observando esto, puede entenderse que Él creó el Universo, no de la nada, sino de Sí mismo; también que no puede pensarse que su Cuerpo Humano sea grande o pequeño o de una estatura cualquiera, porque esto implica espacio; y asimismo que Él es el mismo en lo primero y en lo último, en las cosas grandes y en las pequeñas; y finalmente que el Humano es lo más íntimo en todas las cosas creadas, pero sin espacio. Que Dios es el mismo en todas las cosas grandes y pequeñas., puede verse en los ns. 7782; y que lo Divino llena el espacio sin espacio, en los ns. 6972; y por cuanto que lo Divino no está en el espacio, tampoco es continuo, como lo más íntimo de la naturaleza.

  
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Traducido por el Dr. Calleja al español de la traducción al inglés por el Rev. John Whitehead. Transcrito y revisado por David Simpson, y también revisado por Daniel Calvo, y por los reverendos Andrew Heilman y Johnny Villanueva.