De obras de Swedenborg

 

Influjo #1

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1. Influjo

Cuando, tal como se cree, en la naturaleza estos animales o insectos se generan en el suelo o en las hojas de las plantas, y cuando examinan las cosas maravillosas en sus organismos y las cosas hechas por sus medios, piensan que la naturaleza los produce, sin saber que su formación y vivificación es del mundo espiritual, y su recepción y vestimenta del mundo natural, además, que el calor del sol en la primavera y el verano disuelve y adapta las partículas de naturaleza más pura para la recepción del influjo, y para el proceso de vestimenta. Por lo tanto, el mismo argumento y la misma confirmación, que los creyentes de la naturaleza derivan de allí, son para mí un argumento y una confirmación de un influjo continuo de lo espiritual al mundo natural. Escrito en el año 1750.

"Los cambios de las orugas en mariposas, el gobierno de las abejas y muchas otras cosas que se describen en este libro son signos manifiestos de tal influjo". [Ver Cielo e Infierno 567, también Cielo e Infierno 39, 108-109.]

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De obras de Swedenborg

 

El Cielo y el Infierno #39

Estudiar este pasaje

  
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39. Para concluir, se puede referir cierto arcano, referente a los ángeles de los tres cielos, cuyo arcano hasta ahora a nadie ha venido a la mente por no haber comprendido los grados; es decir, que en cada ángel y también en cada hombre hay un grado íntimo o superior, o sea algo sumamente íntimo y supremo, en lo cual lo Divino del Señor influye en primer lugar, y más directamente, desde lo cual dispone las demás cosas interiores, las cuales luego siguen en él con arreglo a los grados del orden. Este algo sumamente íntimo o supremo puede llamarse la entrada del Señor en el ángel y en el hombre, y también Su propia morada en ellos. Por este íntimo y supremo, el hombre es hombre y se distingue del bruto, porque este no tiene aquello. De aquí viene que el hombre, con diferencia del animal, puede con respecto a sus cosas interiores, que son las de su mente y alma, ser elevado por el Señor hacia Él; puede creer en Él, sentir amor por Él, y de esta manera verle a Él; y puede recibir entendimiento y sabiduría y hablar mediante la razón; de allí viene también el que pueda vivir eternamente. Pero lo que el Señor dispone y provee en aquella parte íntima o suprema no influye de una manera perceptible por ángel alguno, puesto que esto está por encima de su pensar y excede a su sabiduría.

  
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