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El Caballo Blanco #2

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2. En las partes proféticas de la Palabra se hace mención frecuentemente al caballo, pero hasta ahora nadie ha sabido que "un caballo" significa el entendimiento, y su "jinete" el que es inteligente; y esto, posiblemente porque parece extraño y maravilloso que "un caballo" quiera decir tal cosa en el sentido espiritual, y por ello en la Palabra. Pero sin embargo, que esto es así se puede evidentemente aparecer por muchos pasajes de ella, de los cuales sólo referiré aquí algunos. En la profecía de Israel, se dice de Dan:

“Será Dan serpiente junto al camino, víbora junto a la senda, que muerde los cascos del caballo, de modo que cae su jinete hacia atrás” (Génesis 49:17-18).

Nadie puede entender lo que significa esta profecía respecto de una de las tribus de Israel si no conoce lo que significan "serpiente", "caballo", y su "jinete”. Sin embargo, todos saben que aquí está oculto un sentido espiritual; que por lo mismo lo que toda expresión significa, puede verse en la obra Arcanos Celestiales (ns. 6398, 6399, 6400, 6401), en donde está explicada esta profecía.

En Habacuc:

“Dios…para que cabalgues sobre tus caballos, sobre tus carros de salvación… Tú marchas sobre el mar con tus caballos” (Habacuc 3:8, 15).

Que "caballos" significa aquí lo que es espiritual es evidente, porque se trata de Dios. De otro modo ¿que podrían significar esas palabras? diciendo que "Dios cabalga en sus caballos, y que anda sobre el mar con los caballos. "

En Zacarías:

“En aquel día habrán sobre las campanillas de los caballos el rótulo “Santidad a Jehovah” (Zacarías 14:20).

En el mismo:

“En aquel día dice Jehovah: heriré a todo caballo de aturdimiento, y a su jinete de locura; pues que sobre la casa de Jehovah abriré compasivo mis ojos, y heriré de ceguera a todos los caballos de los pueblos” (Zacarías 12:4-5).

Aquí se trata de la devastación de la iglesia, la que tiene lugar cuando ya no queda entendimiento de ninguna verdad; y lo que se describe que acontecerá “al caballo y su jinete”, es también lo que significa “herir a todo caballo con aturdimiento”, y “herir a todos los caballos de los pueblos con ceguera. ” ¿Qué tiene en común todo esto con la iglesia?

En Job:

“…porque Dios le ha privado de sabiduría, y no le dio entendimiento. Cuando bate las alas a su tiempo, levantadas en alto, se ríe del caballo y su jinete. (Job 39:17, 18, 19 e seg).

Es muy evidente que "el caballo" aquí significa el entendimiento.

De la misma manera en David, cuando dice:

“Jehovah cabalga sobre la palabra de verdad” (Salmos 45:4).

Y en muchos otros pasajes. Además, ¿quién puede conocer la razón por qué fueron llamados Elías y Eliseo "el carro de Israel y el jinetes en él”, y por qué "el criado de Elías vio la montaña llena de caballos y carros de fuego", si no se conoce lo que se entiende por “carros” y lo que se representa por "Elías y Eliseo”? Porque Eliseo dijo a Elías:

“¡Padre mío! ¡Padre mío! Carros de Israel y su caballería!” (2 Reyes 2:11, 12).

Y el rey Joás dijo a Eliseo:

“¡Padre mío!¡Padre mío!¡Carro de Israel y sus caballeros!” (2 Reyes 13:14).

Y, hablando del criado de Eliseo, se dice:

“Jehovah abrió los ojos del mozo, y vio:¡y he aquí que el cerro estaba lleno de caballos y carros de fuego en derredor de Eliseo!” (2 Reyes 6:17).

La razón por la que Elías y Eliseo fueron llamados "carro de Israel y sus caballería” es porque ambos representaban al Señor como la Palabra, y "un carro" significa la doctrina de la Palabra, y “hombres a caballo” o “jinetes” significan inteligencia. Que “Elías” y “Eliseo” representaban al Señor como la Palabra, puede verse en los Arcanos celestiales (ns. 5247, 7643, 8029, 9327). Y que "carros" significa doctrina según la Palabra, (ns. 5321, 8215).

  
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Traducido por el Dr. Calleja al español de la traducción al inglés por el Rev. John Whitehead. Transcrito y revisado por Daniel Calvo Naranjo y pelo Rev. Johnny Villanueva.

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Arcanos Celestiales #374

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374. Que “La voz de la sangre” significa la violencia practicada contra la caridad, se ve por muchos pasajes en la Palabra, donde la “voz” es tomada por todo lo que acusa, y “sangre” por todo pecado, principalmente, por el odio, pues aquel que tiene odio al hermano en su corazón lo mata, como el SEÑOR lo enseña:

“Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare, será culpado del juicio. Mas yo os digo, que cualquiera que se enojare descontroladamente con su hermano, será culpado del juicio; y cualquiera que dijere a su hermano: Racai, será culpado del gehennaii; y cualquiera que dijere: Fatuo, será culpado del quemadero del fuego” (Mateo 5:21, 22).

i (Raca) Palabra hebraica que significa “vació”.

ii (gehenna) Palabra hebraica usada como sinónimo de infierno.

Por estas palabras se entienden los grados de odio. El odio es contrario a la caridad, y mata, sino con las manos, al menos en intención, y de todo modo posible. Son apenas los vínculos externos que impiden de hacerlos con las manos; por eso todo odio es de sangre, como en Jeremías:

“...¿Para qué abonas tu camino para hallar amor?... Aun en tus faldas se halló la sangre de las almas de los pobres, de los inocentes... (2:33, 34).

[2] Y porque el odio es la “sangre”, toda iniquidad es sangre, pues el odio es el origen de toda iniquidad; como en Oseas:

“...Perjurar, mentir, matar, hurtar y adulterar prevalecieron, y sangre se tocó con sangre. Por lo cual, se enlutará la tierra, y será talado todo morador de ella” (4:2, 3).

Y en Ezequiel:

“¿no juzgarás tú, no juzgarás tú a la ciudad derramadora de la sangre inocente, y le mostrarás todas sus abominaciones?... ¡Ciudad derramadora de sangre en medio de sí, ... En tu sangre que derramaste has pecado, y te has contaminado”... (22:2-4, 6, 9)

donde se trata de la falta de compasión. En el mismo:

“... la tierra está llena de juicios de sangre, y la ciudad está llena de violencia” (7:23);

y en Jeremías:

“Por los pecados de sus profetas, por las maldades de sus sacerdotes, que derramaron en medio de ella la sangre de los justos. Vagan ciegos en las calles, fueron contaminados en sangre...” (Lamentaciones 4:13, 14);

en Isaías:

“cuando el SEÑOR lavare las inmundicias de las hijas de Sión, y limpiare la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de ardimiento” (4:4):

en el mismo:

“Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos, de iniquidad...” (59:3);

en Ezequiel:

“Y yo pasé junto a ti, y te vi sucia en tus sangres, y te dije: En tus sangres vivirás” (16:6, 22);

Donde se trata de las abominaciones de Jerusalén, que son nombradas “sangres”. La falta de compasión y el odio de los últimos tiempos son descritos también por la “sangre” en el Apocalipsis (16:3, 4). Se dicen “sangres”, en el plural, porque todas las cosas inicuas y abominables brotan del odio, así como todas las cosas buenas y santas brotan del amor. Pues aquel que tiene odio al prójimo, lo mataría si pudiese, y lo haría de cualquier manera posible. Eso es hacer violencia, lo cual es aquí propiamente significado por la “voz de sangres”.

  
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